30.9.07

A FRIEND

It was a close place. I took it up, and held it in my hand. I was a trembling, because I got to decide, forever, betwixt two things, and I knowed it: I studied a minute, sort of holding my breath, and then says to myself:
"All right, then, I'll go to hell"-and tore it up."

Mark Twain's "HUCKLEBERRY FINN"

27.9.07

Mi llave

Versión material de la postal "Mi llave" re-creada por Carlos Andrés Perez

25.9.07

SERENDIPITY

El azaroso arte de buscar lo que no se le ha perdido... y realmente encontrarlo.

21.9.07

VIAL AL MAR

ANTONIO-CALI

Corrimos, la lluvia nos ganaba -a mí más que a ella- nos pusimos a salvo al entrar finalmente en la estación.

-¿Fumas?- le pregunté mientras sacaba la caja de cigarros.
-No gracias.
-¿Por tus pulmones?
me miró sonriendo: -no, por el calentamiento global- reímos los dos.
-Yo fumo desde los quince aunque siempre he pensado que es un vicio detestable...
-Cáncer-dice ella- en realidad le temo al cáncer.
-Bueno, si yo tuviera tu edad también le temería con seguridad.
-¿Y qué edad tienes?
-Cumplo 78 en diciembre, tengo cinco hijos, varios nietos y un aparato para oír en mi oreja izquierda, mi nombre es Antonio.
-Es un buen nombre
-¿Puedo saber el tuyo?
-Cali
-¿Como la ciudad?
-sí pero no soy de allá, no tengo hijos y me gusta mucho el café. ¿Tú tinto o Coca cola?
-Café, aunque ya muy poco. ¿Llevas mucho tiempo esperando Cali?
-No tanto, pero la paciencia no es una de mis virtudes favoritas a esta hora del día.
-¿Ya te pregunté la edad?
-No
- Y tienes...?
-Frío, y algo de hambre, traes algo comestible en esa maleta tuya?
-Nada
-Es una pena, se parece al maletín del hechicero, esperaba que funcionara igual.
-No entiendo.
-Nada, un mal chiste.

15.9.07

*

Sólo quería decir -no sé si sea
útil-, que a veces
sabes,
a veces, no tienes idea, pero
no debes dejar que te hieran.
Amiga.

3.9.07

VIA AL MAR

ANTONIO
(Según Cali)

Antonio aprendió a darse coñazos en el patio de la escuela durante los recreos y después de clases, Múnera y Castro eran los más peliones y los primeros en arremangarse las camisas para darse duro y parejo hasta que alguien saliera con un ojo morado o una nariz sangrante, nunca antes. Los cogían las tres de la tarde en el parque Santander con la cabeza llena de tierra y grama, luego, cada cual recogía sus libros, se peinaba con las manos, se componía la camisa, se limpiaba los mocos y se iban para la casa. A Antonio le tocaba caminar hasta la casa en la calle San José, era el último de doce hermanos y a eso de las cuatro se iba al estudio a ayudar con los químicos, las entregas o la limpieza, lo que hiciera falta, pero sólo, en la trastienda, peleaba contra el aire tirando puños a su propia sombra y soñando con montarse en un cuadrilátero para moler a golpes a algún pendejo, el mundo era un lugar mucho más pequeño en esos días y el boxeo gozaba de popularidad aunque no de prestigio.

Al salir de la escuela lo mandaron a la Barceloneta a estudiar derecho, allá conoció a Escobar y por Escobar a Cassiani, al salir de la universidad se sacaban las corbatas -que eran una verdadera tortura china en ese calor de mierda- y se iban hasta el otro lado del centro, a un gimnasio de tres pelos... Cassiani despareció con los años, y Antonio después, no sé en que momento conoció a Alicia, bueno, ahí volvió a leyes, decretos, corbatas y juzgados, que sé yo, acabaron las peleas para él y se separó de esa vida de costillas rotas, tabiques partidos y victorias fugaces.