28.4.07

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Que sí hombre, que sí. Lo hago pero no esperes que lo admita, esas cosas no se ven bien en una mujer, siempre me han fastidiado las que lo hacen y vaya uno a saber cómo es que se acaba en estas, calzando los zapatos del enemigo, exhalando bocanadas polutas y mirando directo a la luna desde un segundo piso en francés. Sola -valga la aclaración-, todo por fuera del registro, para que no me odien otros radicales como yo a quienes no tendría más remedio que darles la razón y entregar mi cuerpo para que sea apedreado, atravesado por mis propios argumentos y sangrando debilidad. Porque que pena ser una débil de mierda y no una santa de piedritas en los zapatos y estigmas de antebrazo, que los míos me los trazo en los pulmones en noches como esta, de aire de lluvia y cine barato.

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